lunes, 29 de julio de 2013

Innovar o claudicar

No es momento para seguir siendo conservador, mantenerse en impasible cuando todo se desmorona es absurdo,  una crisis es un momento de cambios y hay que ser innovador y buscar nuevas soluciones para problemas nuevos, las viejas soluciones quedaron obsoletas(1).

Si esta crisis hubiese llegado como un accidente de tren la reacción hubiese sido inmediata, pero ha sido gestada lentamente de forma silenciosa, se puede eternizar su salida o empeorar la situación, si no se hace una actuación correcta.

En todo este proceso de degeneración ha habido errores por omisión, que debemos ser autodisciplinados en superar, hemos dejado atrás a dos colectivos fundamentales para el diseño de un tejido económico que sustente la economía privada y de ahí a los servicios del Estado, teniendo una escasa participación activa como políticos en la toma de decisiones: son los ingenieros y los empresarios, los que organizan trabajo de equipo, no sólo desde las contratas públicas, su participación en la vida política activa ha sido mínima, no todo son leyes, las leyes han de estar al servicio de las necesidades y las necesidades las debe conocer el gobernante de primera mano.

Ahora que el ciudadano ha perdido la confianza en sus políticos -a los que sí hay que reconocerles estudios y estadísticas, libros blancos, consorcios y convenios de armonización, cambio de tramos y porcentajes de fiscalización...- pero mientras, el panorama de nacionalismo y federalismo avanza aprovechando el desánimo y la confusión general, es necesario una re-activación sobre colectivos éticos que generen de nuevo confianza en la recuperación y que atraigan la atención sobre el camino correcto de la recuperación, que se seguirá alejando si no lanzamos señales claras de que sabemos lo que tenemos que hacer y empezamos a hacerlo, mientras la agitación continua no se supere y la corrupción no se castigue no hay esperanza.

Independientemente de lo que se opine desde dentro de los partidos o sobre lo que pacten entre ellos para mantener su bipartidismo, los ciudadanos libres tenemos opinión propia, podemos y debemos marcar los límites de lo que eticamente no estamos dispuestos a aceptar y como iguales, en virtud de una mayoría, hay que demostrar los valores en que se cimenta la sociedad que son más sólidos que los de muchos de nuestros representantes están demostrando, ahí está la innovación.

Hasta ahora nos hemos comportado como callados sufridores pasivos, aún teniendo el conocimiento y la razón de nuestra parte, tenemos la su oportunidad de mejorar nuestro protagonismo respecto a la sociedad, si estamos dispuestos a realizar cambios necesarios y justos. Después de años de mentiras la verdad se abre camino sola, pero hay que dejarla salir.


(1)bibliografía, Y tú ¿innovas o abdicas? de Justo Nieto Nieto

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